Alergia y Deporte

Artículo de la doctora Rosa García Rodríguez.

El ejercicio físico puede desencadenar los síntomas en ciertas enfermedades alérgicas pero, en la mayoría de los casos, el padecerlas no es motivo para prohibir el deporte a los que lo practican, aunque sí deberán realizarlo bajo determinadas condiciones. De hecho, no es raro encontrar atletas asmáticos que han alcanzado un alto nivel competitivo, como, por ejemplo,  Miguel Induráin o David Meca. Por lo tanto, ningún desánimo para los asmáticos que deseen realizar deporte o incluso practicarlo a nivel competitivo.

Existen fundamentalmente 2 procesos que pueden verse afectadas por el deporte: el asma y la anafilaxia.

  1. El asma:

La mayoría de los asmáticos, alérgicos o no,  sufren o han sufrido alguna vez un episodio de asma en relación con el deporte y se calcula que hasta un 11-50% de los atletas de élite pueden tener broncoespasmo inducido por el ejercicio físico.

Recordemos que el asma es una enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias que ocasiona un aumento de la respuesta bronquial a determinados estímulos y una obstrucción reversible de los bronquios. Todo ello se traduce en síntomas como la tos seca, el ahogo o disnea y los ruidos en forma de pitidos o sibilancias.

Uno de los estímulos que puede desencadenar un episodio de asma es el ejercicio físico, se cree que por deshidratación y enfriamiento de la vía aérea. Por tanto, podemos deducir que el ambiente frío y seco y un deporte que exija una frecuencia respiratoria alta serán circunstancias que facilitarán el desencadenamiento de las crisis. Un ejemplo de dicho tipo de deporte es la carrera, más aún si se practica, como suele ser habitual, al aire libre y, especialmente en invierno. En nuestra área geográfica, en la que predomina la alergia al polen y se alcanzan niveles altos de dichos alérgenos en primavera, este periodo supone un riesgo añadido para los asmáticos alérgicos al polen. Efectivamente, la carrera o la bicicleta al aire libre en primavera suponen una intensa exposición al polen que, junto con el efecto del ejercicio físico, puede desencadenar en estos pacientes crisis graves de broncoespasmo.

Afortunadamente, es posible prevenir en la mayoría de los casos el asma desencadenada con el deporte. Es primordial que el paciente esté bien controlado del asma mediante el tratamiento necesario que le mantenga sin síntomas o con mínimos síntomas en reposo. Para actuar contra el asma inducida por el ejercicio físico hay algunas medidas paliativas, como el control ambiental o el precalentamiento y otras realmente eficaces como el tratamiento preventivo con broncodilatadores.

  1. Medidas ambientales: es aconsejable evitar la exposición a irritantes, no entrenar por el centro de ciudades contaminadas y evitar ambientes fríos y secos. En algunos casos, será necesario aconsejar determinados deportes como la natación frente a otros como la carrera, aunque es probable que dichos consejos serán infructuosos en pacientes ya introducidos en el running.

Es aconsejable que los alérgicos a pólenes eviten las salidas al campo, especialmente en días soleados y con brisa o viento y durante el periodo en el que se produzca la polinización de las hierbas (gramíneas), árboles (olivo, arizónicas, platanero) o malezas a los que estén sensibilizados. Las gramíneas y el olivo son los principales aeroalérgenos en nuestra zona de Castilla-La Mancha y su periodo más intenso de polinización abarca los meses de abril a finales de junio. Se puede obtener información del contenido de pólenes ambientales en la página web www.polenes.com. Si el deporte lo permite, sería deseable el uso de mascarilla en caso no poder evitar estas circunstancias.

En los alérgicos a hongos la exposición ocurre a lo largo de todo el año, aunque los días de tormenta y el final del verano son momentos de mayor concentración de hongos como Alternaria.

  1. Precalentamiento: una de las ventajas del broncoespasmo desencadenado por el ejercicio es que, en un alto porcentaje de pacientes, provoca un periodo refractario de 1 a 3 horas en el que no se produce una nueva crisis a pesar de volver a practicar el deporte. Se podrá utilizar este fenómeno para prevenir el broncoespasmo antes de, por ejemplo, una carrera. Para ello será necesario calentar durante unos 10-15 minutos al 60% de la frecuencia cardíaca máxima calculada (220-edad). Se calcula que de esta manera se mantiene la tolerancia al deporte durante unos 40 minutos, tiempo insuficiente para deportes más prolongados como las carreras de fondo pero que podrá contribuir en general a la tolerancia al esfuerzo físico.
  2. Broncodilatadores: el tratamiento más eficaz para prevenir el asma inducida por el ejercicio físico son los broncodilatadores inhalados de acción corta como el salbutamol o la terbutalina (Ventolín©, Terbasmin©), utilizados 15 minutos antes de iniciar el entrenamiento o la competición. Mantienen la protección durante unas 2-3 horas, por lo que, en ocasiones no son suficientes para evitar el ahogo o la tos a lo largo de toda la carrera. En tales casos, se precisaría alguna dosis extra durante la carrera, con la pequeña molestia de tener que cargar con el dispositivo  durante la misma. Existen broncodilatadores de acción más prolongada ( Formoterol, Salmeterol) que podrían ser útiles en tales casos, pero si se utilizan con frecuencia provocan “taquifilaxia” , es decir,  van dejando de hacer efecto con el uso repetido y solo se aconseja utilizarlos si van combinados con corticoides (Symbicort©, Biresp©, Duoresp©, Seretide©…). Estos últimos fármacos son una alternativa para las carreras de fondo.

Hay otros medicamentos por vía oral como Montelukast que son útiles en algunos casos, sobre todo en niños. Es aconsejable hacer un tratamiento de prueba con dosis diarias durante 2-3 meses y valorar si mejora en cada caso la tolerancia al deporte.

En principio y según la normativa de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) que entró en vigor en enero de 2010, se permite a los deportistas el uso de salbutamol (máximo 16 inhalaciones/24 horas) y  de salmeterol  (entre los broncodilatadores o beta-agonistas inhalados). Es decir, no está permitido el uso de terbutalina ni de formoterol. El motivo de esta prohibición no está muy claro, quizás se deba a la dificultad para cuantificar estos últimos fármacos en orina.  Está permitido también el uso de corticoides, siempre que se utilicen por vía inhalatoria. En cualquier caso, el deportista deberá  aportar un informe médico en el que conste la necesidad de uso de dichos fármacos por padecer asma.

Por tanto, los pacientes asmáticos, si no están mal controlados, pueden y deben realizar deporte en mayor o menor intensidad, según la capacidad de cada paciente. El deporte fortalecerá los músculos respiratorios mejorando la respuesta al tratamiento en caso de una crisis asmática, por lo que sólo en casos excepcionales se aconsejará evitarlo.

  1. La anafilaxia:

La anafilaxia es una reacción alérgica generalizada, de comienzo rápido, que puede llegar a ser grave e, incluso, mortal. Se puede manifestar por picor, urticaria o enrojecimiento generalizado, hinchazón de la piel, ahogo, vómitos, mareo y hasta pérdida de la consciencia. Es un cuadro que aparece con mucha menos frecuencia que el asma durante el ejercicio físico. Puede ocurrir al cabo de pocos minutos de realizar cualquier deporte pero, de nuevo, la carrera, es la que con más frecuencia lo desencadena.

En la mitad de los casos aproximadamente, el ejercicio actúa como un cofactor, una circunstancia que facilita la reacción en pacientes que en realidad son alérgicos a ciertos alimentos como el trigo, las frutas, el pescado…pero en los cuales no se manifiestan los síntomas si no realizan deporte. Se cree que el ejercicio físico favorece la absorción intestinal del alimento implicado y permite que se desencadene la reacción que, sin embargo, no ocurre en reposo.

En un porcentaje alto de pacientes no es posible detectar alergia a alimentos  aunque hay factores facilitadores de la anafilaxia inducida por el ejercicio físico como el alcohol o los antiinflamatorios no esteroideos en pacientes no alérgicos a alimentos.

La anafilaxia desencadenada por el ejercicio físico puede prevenirse en determinadas circunstancias, pero cuando no es así, el paciente debe disponer del tratamiento de urgencia necesario para evitar una reacción grave.

  1. Medidas preventivas: los alérgicos a alimentos deberán evitar comer los alimentos implicados unas 3-4 horas antes de practicar deporte y hasta unos 30 minutos después de finalizarlo.  En todos los casos es aconsejable no ingerir alcohol antes del deporte y, en caso de haber notado relación con la toma de antiinflamatorios no esteroideos, evitarlos 4-6 horas antes.

Es aconsejable que, al menos inicialmente y hasta que el desencadenante esté bien determinado, se realice deporte siempre acompañado de otro corredor  por si fuese preciso recabar atención médica urgente.

  1. Tratamiento de urgencia: todo paciente que haya sufrido un episodio de anafilaxia en relación con el ejercicio físico deberá llevar consigo siempre un autoinyector de adrenalina (Jext©, Altellus©, Emerade©) que podrá ser prescrito por su médico de cabecera o especialista en alergología. En caso de comenzar con los síntomas, especialmente si son rápidamente progresivos o se acompañan de ahogo o mareo, se lo inyectará en el muslo siguiendo las instrucciones del fabricante. A continuación deberá solicitar atención médica urgente en un centro sanitario.

En determinados casos en los que no se conozca el desencadenante de la anafilaxia de esfuerzo y los episodios se repitan o sean graves, se aconsejará evitar el deporte que le provoca las reacciones y, eventualmente, practicar otros menos intensos.

ROSA GARCÍA RODRÍGUEZ

Adjunta/FEA Servicio de Alergología HGUCR

Corredora Circuito Carreras Populares.

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