Los alimentos de origen vegetal son imprescindibles para llevar una dieta saludable.
Los especialistas recomiendan el consumo mínimo de cinco piezas de frutas y verduras al día, lo que en muchas ocasiones se convierte en un objetivo difícil de lograr. Una buena educación alimentaria permite la configuración de una dieta equilibrada, acorde a la actividad de cada jornada y con la cantidad de frutas y verduras necesarias. La falta de conocimiento suficiente acerca de los beneficios de estos alimentos hace que resulte complicado integrarlos en la dieta del día a día o aprovechar al máximo sus bondades. Este desconocimiento hace que, comúnmente, se obvie la ingesta aconsejada de estos productos. Por eso, es preciso ver cuáles son
Vitamina C
Esta vitamina está muy presente en las verduras y hortalizas. Se trata de un componente necesario para el crecimiento y el desarrollo del organismo. La vitamina C forma una proteína importante en la producción de la piel, los tendones, los ligamentos y los vasos sanguíneos. Ayuda a la cicatrización de heridas, fortalece y repara los huesos, dientes y cartílagos y propicia una mejor absorción del hierro. Con la llegada del frío, esta vitamina se convierte en uno de los grandes aliados contra catarros y resfriados, además de que es un gran antioxidante. El cuerpo no almacena la vitamina C, por tanto, es fundamental consumir cada día productos que contengan este componente.
Vitamina A
Esta vitamina está presente en los vegetales o frutas de color naranja o amarillo. Sus propiedades antioxidantes protegen a la piel de los rayos del sol. La naranja, el melocotón, la calabaza o las zanahorias son algunos ejemplos de fruta o verdura con un gran contenido en vitamina A. Este componente repara los tejidos del organismo y fortalece los huesos, el cabello, las uñas o los dientes. Además, es buena para la vista. La vitamina A robustece el sistema inmunitario y está considerada como un potencial antioxidante, junto con la vitamina C, que neutraliza los efectos negativos de los radicales libres. Se trata de un componente muy importante durante el embarazo y el crecimiento.
Potasio, magnesio y fibra
Las frutas y verduras también cuentan con la presencia, entre sus componentes, de minerales como el magnesio y el potasio. Estos minerales favorecen el buen funcionamiento del sistema muscular, mantienen el equilibrio de los líquidos y fortalecen los huesos. Además, cuidan la presión arterial. Se encuentran en los espárragos, plátanos, aguacates, espinacas, brócoli, calabazas o tomates, entre otros muchos alimentos.
El potasio ayuda al metabolismo, favorece las digestiones, mantiene activas las neuronas y ayuda a evitar enfermedades graves como la diabetes. En cuanto al magnesio, la mayor parte de este mineral se halla en los huesos, los tejidos blandos no musculares y los músculos. Se encarga de regular el buen funcionamiento de los músculos y el sistema nervioso. Además, cuida los niveles de tensión y regula la glucosa en sangre. Este mineral previene trastornos cardiacos, neuromusculares, nerviosos y numerosas enfermedades crónicas.
Por último, la fibra es conocida por su capacidad para regular el tránsito intestinal. Existen dos tipos de fibra, , la fibra soluble y la fibra insoluble. La fibra soluble es la que podemos encontrar en frutas y verduras. Su consumo supone un aporte extra de energía y produce sensación de saciedad. Disminuye la absorción de colesterol y previene enfermedades del sistema digestivo.
Ácido fólico
El ácido fólico es uno de los componentes principales de frutas y hortalizas. Ayuda al buen funcionamiento de las células y al crecimiento de los tejidos. Resulta un componente muy poderoso en la prevención de la anemia. Interviene en la formación de glóbulos rojos y del ADN, descompone, utiliza y crea nuevas proteínas. Es fundamental para el desarrollo del cuerpo humano, ya que transporta la información genética. Es muy importante durante el embarazo, pero también en el resto de las etapas vitales.